Cepillos eléctricos, un aliado para mejorar la salud bucal

La evolución y el desarrollo trae consigo algunos inventos a los que es difícil sacarles punta en cuanto a su utilidad y, otras herramientas que, aun por simples que parezcan han ido perfeccionándose y mejorando sus prestaciones con los años.

En este caso hablamos del cepillo eléctrico, y los hay de muchas variedades. Entre una amplia oferta distinguimos aquellos con diferentes movimientos y velocidades, con el cabezal redondo o alargado, así como la dureza personalizada al gusto del usuario.

Incorpora el cepillo eléctrico a tu rutina de higiene bucal

El en mundo de la higiene dental, un gran avance para incrementar la salud bucodental de las personas fue la incorporación de los cepillos eléctricos en la rutina diaria de lavado de dientes y enjuagado bucal ya que facilita el trabajo y llega a lugares donde un cepillo convencional no.

Aunque parezca la contrario el eléctrico es mucho más manejable y útil. Como ostenta un mango más largo y la cabeza tan alargada y fina es infinitamente menos costoso llegar a zonas prácticamente inaccesibles con el manual.

Llega donde el cepillo tradicional no puede alcanzar

Otra de las ventajas es que no necesita de ningún esfuerzo accesorio, con una sola pasada sin forzar se consigue que los dientes estén relucientes, llegando a todos los rincones que el tradicional no consigue. Además, debido a los movimientos oscilantes del cabezal junto con las vibraciones sónicas de algunos modelos consiguen eliminar de forma eficaz la placa bacteriana y el sarro.

Ideal también para los niños

Por todos estos elementos positivos, el cepillo eléctrico es ideal para el uso por pacientes con tendencias a realizar un cepillado traumático o en aquellos que han sufrido tratamientos con prótesis dentales fijas y por supuesto en niños.

Su durabilidad no debería ser un problema puesto que la mayoría de los cepillos eléctricos viene con dos cabezales de recambio y suelen durar entre 3 y 4 meses a la perfección. Al ser eléctricos deben cargarse con una cierta periodicidad para que estén preparados en el momento de su uso. Un cepillo medio aguanta perfectamente entre 4 o 5 días.