Es habitual que los padres consulten al ortodoncista cuando observan que los dientes del niño están saliendo torcidos. El apiñamiento dental es frecuente y se produce cuando no hay suficiente espacio en la mandíbula o el maxilar para albergar a todos los dientes permanentes.
¿Qué lo provoca? Hay varias causas que explican esta falta de espacio:
– Distinguimos por un lado los factores que causan apiñamiento y sobre los que no podemos influir: genética, anomalías especificas del individuo (dientes mas grandes de lo normal, hueso muy pequeño).
– Factores que producen apiñamiento que podemos controlar: los más importantes son los hábitos de succión (chuparse el dedo o chupete demasiados años), la pérdida prematura de piezas dentales (provoca que los dientes permanentes ocupen espacios que no les corresponden) y las caries en dientes de leche sin arreglar.
¿Cuando actuar? No siempre hay que colocar un aparato de ortodoncia en cuanto se observa el apiñamiento. En las primeras etapas de la erupción dental permanente, si no se detecta otra maloclusión asociada, lo normal es que dejemos que el crecimiento de niño y el recambio dental continúen y lo vamos observando cada tres o seis meses, hasta decidir si será necesaria su corrección y cuál es el mejor momento para comenzar con ella.
En cambio, hay que comenzar a pensar en prevenir que el apiñamiento se produzca o se agrave cuando:
– existe alguna maloclusión asociada, como una mordida cruzada posterior (paladar muy estrecho), o mordida cruzada anterior (los incisivos inferiores por delante de los superiores).
– hay una evidente falta de espacio para la erupción de los colmillos definitivos.
– hay espacios por pérdidas prematuras de dientes de leche, ya que estos espacios se pueden cerrar, colapsando el hueco del diente permanente que debe erupcionar después.
¿Cómo actuar? La solución es conseguir el espacio suficiente para que los dientes quepan alineados en la arcada:
– recuperar espacios cerrados u ocupados por otros dientes.
– haciendo el hueso más grande (ensanchando el paladar, desarrollando arcadas dentales).
– disminuyendo la cantidad de dientes (extracciones). A la hora de elegir la mejor opción, tendremos muy en cuenta como afectará lo que hagamos a la estética facial del paciente.
¿Es sólo un problema estético? El apiñamiento dental dificulta la higiene pudiendo provocar acumulación de placa bacteriana y sarro, causante de gingivitis (enfermedad de las encías) y caries. Además produce desgaste excesivo de piezas dentales. Es conveniente recordar que el apiñamiento dental suele encontrarse asociado a otro tipo de maloclusión, es decir, que en muchas ocasiones no basta con alinear los dientes, sino que hay que conseguir el engranaje correcto entre la arcada superior y la inferior. Autora: Dra. Carmen Mª Fernández Díaz. Odontóloga de Clínica Dental San Basilio, colegiada nº 756