El cuidado de tus dientes en verano no debe ser motivo de preocupación. No es ningún obstáculo en los proyectos veraniegos, y ni siquiera lo deben ver como un problema las personas que se obsesionan por la salud bucodental. En verano es posible mantener la boca y los dientes con los mismos resultados de siempre. Pueden surgir dudas sobre cómo hacer para tener hábitos de salud dental similares, pues la vida en verano siempre cambia. Tanto si se sale de vacaciones como si se permanece en el lugar habitual donde se vive, siempre pueden surgir cambios en las rutinas. Las actividades al aire libre sustituyen horas de televisión en casa, las tardes de cine son sustituidas por días de piscina o de playa, comidas en restaurantes, bares, chiringuitos de playa, etc.
La vida se renueva en el verano, que invita a determinados placeres, a salir de la regularidad de lo cotidiano. Todos estos cambios no deben obstaculizar el cuidado de nuestros dientes. Bastará con tener en cuenta algunos factores que permitirán la combinación del disfrute total, con el mantenimiento de una salud bucodental perfecta. ¿Qué es preciso saber para cuidar tus dientes en verano? Es cierto que, durante el año, la mayoría de las personas tienen fijados hábitos para cuidar los dientes.
El cepillado frecuente es fácil estando en casa o incluso en el trabajo, se hace cada día y después de cada comida. También hay cuidados en la dieta, para mantener la forma y la salud en general. Si analizamos el mantenimiento de todos estos hábitos saludables, cuando llega el verano todo parece complicarse. Sin embargo, únicamente hay que reorganizar temporalmente las costumbres y tener en cuenta algunas precauciones. Algunos consejos prácticos
- Cuidar los dientes en verano es solo una parte de cuidar nuestra salud en general. Y la dieta es un factor fundamental; se pueden hacer las excepciones de temporada, pero es importante no dejar de consumir frutas y verduras. Su aporte en vitaminas y minerales es básico para nuestra salud.
- Hay que recordar la importancia de mantener el cepillado después de cada comida. En este tema no deben existir excepciones. La costumbre de contar con un kit de cepillo y crema dental siempre a disposición, en la cartera o en el coche, solucionará esta necesidad.
- Después de comer o de tomar bebidas, bastará ir al baño y proceder al cepillado. Si no es posible hacerlo inmediatamente, la sugerencia es enjuagar con agua la boca.
- El agua de la piscina es un riesgo. Es importante evitar exponer los dientes a aguas tratadas con cloro y otras sustancias, pues los perjudican. Por tanto, inmediatamente después de salir de la piscina será preciso eliminar todo resto de agua tratada con productos, cepillando y enjuagando bien nuestra boca.
- Atención a las bebidas dulces, refrescos y a los helados. Indudablemente son las grandes tentaciones del verano; pero no es necesario privarse de ellos, solo consumir estos productos con moderación. El uso de pajitas para beber reduce el contacto de los dientes con la bebida y con el azúcar que contiene.
- Siempre hay que tener en cuenta que, como bebida básica, el agua es la mejor opción. El calor del verano puede provocar deshidratación, por lo que es muy saludable tener siempre a mano una botella de agua. Además, ello permitirá enjuagar la boca, mantenerla fresca y eliminar restos de alimentos cuando no ha sido posible el cepillado.
- En lo posible, hay que evitar los picoteos de comida todo el día. El hecho de comer continuamente hace que los gérmenes se multipliquen y que la boca nunca esté libre de microorganismos perjudiciales.
En cualquiera de los casos, la mejor recomendación es visitar al odontólogo cuando el verano termine.